Enseres
Bocinas de plata Cruz de espejos Faroles de plata Cruz Maestrante
BOCINAS DE PLATA:
Bocinas de estilo renacimiento, realizadas en plata de ley de 930/milésimas con apliques sobredorados con oro fino (24 quilates), mediante electrólisis.
La planta que predomina en la pieza es octogonal, con 4 lados largos y 4 ochavados o cortos, exceptuando boquilla que es redonda. Comienza en la boca con una moldura agallonada, a continuación la campana con decoración vegetal sobrepuesta en plata en su color y sobredorada.
Llegamos a la primera moldura, la más grande, esta contiene decoración de gallón ojival. Seguidamente el cuerpo de 4 capillas, con mésulas en sus ochavas, en dichas capillas figuras representando a San Juan Bautista, San Sebastián, Sta. Lucía y San Pedro, éstas son de plata sobredorada.
Bajo esta pieza, otra moldura, con decoración mixta, con hojas de laurel y emperlado. A partir de esta moldura, comienzan las pirámides truncadas octogonales.
La primera lleva decoración oro fino vegetal sobredorada y superpuesta. Luego moldura con emperlado.
Otra pirámide truncada con guirnaldas y lazos sobredorados, a continuación moldura lisa. Terminamos el juego de tres pirámides truncadas con otra con decoración vegetal sobredorada y superpuesta. Finalizamos la pieza propiamente dicha con la boquilla. Ésta se compone de nudo con hoja de acanto, sobredorada una pieza estriada acompañada de cuatro eses.
La pieza completa termina con tres broches de plata con el centro sobredorado, con decoración vegetal, que irán cosidos a los paños.
La estructura interior es de sólida construcción al tener un refuerzo que atraviesa toda la bocina.
Esta pieza se realizó en Sevilla, en Cuaresma del año 1997.
Tanto el dibujo como su construcción fue ejecutada por Orfebrerías Maestrante de esta ciudad, regentada por los orfebres Rafael y José Manuel Marín Díaz.
CRUZ DE ESPEJOS:
La obra tratada es una cruz de madera tallada y dorada, y que posee incrustaciones de espejos, datada del siglo XVIII. Tiene unas medidas de 2,30 m de altura por 1,30 m. de envergadura. Es de una configuración particular, de manera que el grueso de la pieza esta constituido por una estructura laminar, siendo el centro el soporte donde están rebajados los lugares que ocupan los espejos, estando estos sujetos por sendas laminas de madera tallada que se sitúan a cada cara de la cruz. De esta manera la Cruz esta constituida por tres laminas de madera unidas entre si por un sistema de espigas del mismo material. El cuerpo de la madera es de una pieza para las distintas láminas, pues la beta de la misma se corresponde al paso de unas a otras.
Existen dos tipos de espejos: Por un lado, lisos , son secciones rectas.
Por otro, biselados y de sección curva, con decoraciones grabadas al ácido y con una zona elíptica transparente reservada para la ubicación de una estampa. Las estampas presentan temas religiosos y están realizadas a la acuarela. El total de los espejos están plateados a mano con nitrato de plata, existiendo un total de 86, de los cuales 18 eran los principales, los decorados. El nivel de piezas desprendidas y con grave peligro de desprendimiento era superior al 60% estando igualmente fracturada la estructura principal del mástil por cuatro partes. Así, mismo había sufrido varias intervenciones de distinta índole, que de manera poco ortodoxa cumplían las funciones de sujeción del mástil. Estas actuaciones habían propiciado la mutilación y debilitamiento de la estructura de madera, encontrando también añadidos de piezas que cambian la fisionomía original de la obra.
Por otro lado, tanto del estrato de preparación como de la capa de dorado, apenas ha quedado un 12%, debido presumiblemente a la exposición de la pieza durante largos tiempos a unos niveles de humedad totalmente inadecuados. La obra constaba inicialmente de 86 espejos, de los cuales 18 estaban biselados, decorados con grabados al ácido y con una estampa de tipo religioso en su interior. El resto de los espejos eran lisos, estando los restantes afectados en gran medida por la corrosión con el azufre de nitrato de plata, así como partidos un alto numero de ellos. Los espejos biselados y decorados tenían una menor afección por corrosión del nitrato de plata, siendo el situado en la parte superior y posterior del mástil el que peor suerte había corrido estando totalmente ennegrecido
Se han conservado 10 estampas correspondientes a los espejos en los que están ubicadas pues el perímetro de las mismas no se ajustaban al reservado por el espejo a tal efecto. Tras recopilar el mayor número de piezas posible, se procedió en primer lugar a retirar los añadidos que tenia la obra. Se puede constatar que son añadidos, además de por lo anteriormente expuesto, por el hecho de estar realizado en un material, y en su caso de una madera de distinta naturaleza del resto de la obra. Una vez retiradas estas piezas se procedió a retirar la totalidad de los elementos metálicos que se añadieron a la cruz, resultando mas de doscientos, entre clavos, tornillos y puntillas.
Seguidamente se fueron reparando las piezas que se encontraban mal unidas o con peligro de desprendimiento, limpiándose o saneándose sus superficies de contacto para luego ir pegándolas de nuevo.
Se aprecia que las piezas estaban pegadas inicialmente con cola de origen animal. Una vez pegadas la piezas pequeñas (aproximadamente 70) se procede a la unión de las distintas partes del mástil. Por otro lado los espejos han sido tratados de la siguiente forma: Se les ha retirado el nitrato de plata afectado por el azufre, que permanecía ennegrecido, y que seguía actuando sobre nitrato circundante. Las zonas dejadas transparentes han sido reintegradas con una técnica al agua, siguiendo como criterio de diferenciación el "rigattino" a dos tintas. Las estampas no han sido tratadas, salvo la del Crucificado que se haya en la parte superior posterior de la cruz. Igualmente han seguido manteniendo su misma posición en la obra.
Siendo más que probable que estas estampas no fueran las originales, se ha optado por mantenerla en el lugar que ocupaban pues en cierto modo forman parte de la historia de la obra, además de que caeríamos en la cuestión de dejar estos espacios vacios. Se ha creído conveniente para la obra dejar las existentes y los huecos de las faltantes así como los de los ocho espejos de nueva factura, ocuparlos con unas reintegraciones a la abstracción a partir de los tonos predominantes en las ya existentes con idea de no dejar vacío un hueco que alteraría la visión normal de la obra. Así mismo los espejos faltantes se han repuesto con otros de similar forma, simplificados en su estructura y decoración de manera que si quedaba liso llamaría demasiado la atención, por lo que se han diseñado unos motivos que integren a la pieza a partir de la síntesis de alguno de los originales.
Además se han repuesto la totalidad de los espejos lisos, debido al tan mal estado en que se encontraban estos. Se procedió igualmente a la limpieza de las distintas capas de purpurina que cubrían la totalidad de la cruz y que en mas de un 90% estaba aplicada directamente sobre la madera. Tras esto aparecían pequeñas muestras que evidenciaban que en tiempos, la obra estuvo dorada en oro fino. Una vez talladas y montadas las piezas faltantes, se procedió a dorar con oro fino. En esta intervención también podía haberse llevado a cabo una restauración con criterio arqueológico. Pero pienso que una actuación en esta línea no habría ayudado a la misma pues la enorme falta de piezas y material que presentaba la cruz en todo momento deducibles por los datos que guardaba en si misma en una actuación con carácter arqueológica el aspecto final que presentaba la obra seria muy desmejorado, no siendo acertado tampoco en lo referente a la función devocional de la misma. Por otro lado, pienso, que la intervención mas llamativa es la del dorado.
Habiendo claras evidencias que la obra en tiempos, estuvo dorada, y que la aplicación del oro es una acción que permite poca interpretación, he creído conveniente la aplicación del mismo a la obra, devolviéndole así su configuración inicial y la visión global con la que fue creada, permitiéndose así una lectura correcta de la misma y, en cierta medida preservándola de nuevas intervenciones desacertadas a las que sin duda con el paso de no mucho tiempo volvería a ser dañada.
Juan Manuel Muñoz Yules (Conservador-restaurador de obras de arte)
Sevilla Enero - 1.997
FAROLES DE PLATA:
Como principal novedad que la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias presenta este año 2004 a todos los veleños hay que destacar una magnífica pareja de faroles que serán estrenados, D.m., en la noche del próximo Viernes Santo.
Constituyen estas piezas de orfebrería un primer avance del ambicioso proyecto que nuestra Cofradía se plantea ante la ampliación de nuestro patrimonio procesional, que ya de por sí figura entre los de más mérito del panorama local. De esta forma, nos encontramos ante dos faroles que, junto con la próxima Cruz Guía, compondrán un nuevo frente procesional, en compañía de nuestras suntuosas bocinas.
Ambas piezas han sido ejecutadas en los talleres hispalenses de Orfebrería Maestrante, en plata de ley en su color y dorada, de 930/000 milésimas. Realizados en estilo puramente barroco, continúan la línea artística seguida por nuestra corporación. Así, pueden distinguirse dos partes diferenciadas en cada farol: el propio fanal, donde se ubica la vela, y el vástago que le sirve de soporte.
Con respecto al primero de ellos, decir que su planta es octogonal, repartiéndose en cuatro caras trasparentes y cuatro esquinas ochavadas, donde se presentan bajo cupulines dorados cuatro apóstoles, cada uno con su atributo diferenciador, y sustentados a su vez por cuatro credencias también en plata dorada. Respecto a la talla de los apóstoles, subrayar el magnífico trabajo realizado sobre las vestimentas, que imprimen gran naturalidad y barroquismo al conjunto. Los laterales transparentes, a través de los cuáles se escapará la luz del cirio que albergue el farol, se enmarcan con decoración vegetal. Igualmente, y a modo de elementos puramente decorativos, se instalan cresterías en plata dorada repartidas por todo el conjunto. Estos fanales se coronan con la cúpula de San Pedro del Vaticano, imprimiendo carácter a estas bellas piezas de orfebrería.
El sustento de estos faroles se conforma por un vástago ricamente repujado en playa de ley y dividido en varias segmentos por nudos. La distancia que media entre cada uno de estos nudos se recorre por un dibujo en espiral, recordando a las columnas salomónicas, y se adorna a base de elementos vegetales y rocallas, aportando dinamismo a esta magnífica obra.
CRUZ DE MAESTRANTE:
Un hecho significativo en la historia reciente de nuestra Cofradía ha sido la recuperación para el desfile procesional de un enser muy significativo para los devotos de la Virgen de las Angustias.
Se trata de la réplica de la antigua Cruz de los Espejos, que a buen criterio ha tenido nuestra Hermandad en reproducir para que acompañe a Nuestra Madre en la noche del Viernes Santo. Dado el precario estado en que se encontraba la originaria cruz, una vez restaurada en 1997 se recomendó que no saliera en procesión, por lo que desde entonces está ubicada en la capilla de la Stma. Virgen, en la Parroquial de San Juan Bautista.
Dicha cruz, originaria del siglo XVIII y de estilo rococó, fue uno de los enseres que se consiguieron salvar de los aciagos acontecimientos de 1936, junto con el trono de carrete y el manto procesional de la Señora.
En este año 2005 veremos, felizmente, una réplica de dicha cruz junto a Virgen de las Angustias. Dicha obra de arte ha sido construida en plata de primera ley y bañada en oro de la misma calidad, y adornada con espejitos biselados y decorados con un estudiado programa iconográfico basado en escenas de la vida de la Virgen.
En lo que a la orfebrería respecta, el taller sevillano de Maestrante ha dejado muy alto el listón en cuanto al ajuar cofradiero veleño ejecutado en plata respecta. De esta forma, son 502 las piezas que han necesitado ser perfectamente ensambladas para conseguir la reproducción exacta de la cruz originaria. Los motivos principales de decoración, al encontrarnos ante una muestra del estilo rococó, es la rocalla; a base de la cual se adorna la cruz en su plenitud. El stipes, o travesaño vertical de la cruz, se remata con un INRI.
Por su parte, en el ámbito pictórico, es destacable la aportación que ha realizado la pintora local Dª. Patricia Galán, reproduciendo los siguientes motivos decorativos. En el anverso de esta Cruz de los Espejos podemos contemplar la expulsión del Paraíso de Adán y Eva; la Visitación; la Piedad; a Jesús camino del Calvario; la Epifanía; la profecía de Simeón; la Coronación de la Virgen; al Niño Jesús perdido en el Templo; y la Soledad de María. En el reverso nos encontramos con la Anunciación; la Natividad; la Sagrada Resurrección; las Bodas de Canaán; el Santo Entierro; la Crucifixión; la Presentación; huida a Egipto y la Inmaculada. Todas estas escenas están basadas en obras pictóricas de la historia del arte universal, que proporcionan mayor valor, si cabe, a esta magna cruz.
Por tanto, se vienen a representar los Siete Dolores de Ntra. Señora –de gran raigambre en la devoción a la Virgen de las Angustias en Vélez-Málaga- y los Siete Gozos de la Santísima Virgen. Amén de incluirse dos escenas muy significativas, dada la fecha de construcción de la cruz: la Inmaculada –al conmemorarse el CL aniversario de la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de la Virgen María- y la Coronación de Ntra. Sra. –al celebrarse, conjuntamente, el L aniversario de la proclamación pontificia de la Realeza de la Virgen-. Por tanto, y como es palpable, el programa iconográfico ha sido muy cuidado en su elección, para realizar una loa mariológica como muestra de devoción a la Virgen de las Angustias.
Además, en el nexo de unión del stipes y el patibulum de la cruz nos encontramos con dos espejos de mayor tamaño, decorados en su parte delantera por la escena del Calvario, y en su parte posterior con el escudo de nuestra Cofradía.
Por tanto, esta réplica de la Cruz de los Espejos ha venido a acrecentar el patrimonio mueble de nuestra corporación, consiguiendo el asombro y admiración de cuantos la contemplan.
Bocinas de estilo renacimiento, realizadas en plata de ley con apliques sobredorado, y paño bordado en hilo de oro.
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